miércoles, 29 de octubre de 2008


El anuncio se hizo en el contexto de la celebración por los 20 años del sello Plaza y Valdés

Arturo García Hernández
La Jornada (29.10.2008)

En el contexto de la celebración del vigésimo aniversario de la editorial Plaza y Valdés, ayer se dio a conocer el nacimiento de la Fundación Acción Académica/ Fernando Valdés, que tiene como objetivo principal “la divulgación del conocimiento académico” y favorecer “su utilización en beneficio de la comunidad, sugiriendo a los gobiernos que utilicen sus trabajos de investigación”.

Durante una ceremonia efectuada en la sede del Club de Periodistas, el propio director general de la editorial, Fernando Valdés, fue quien informó de las acciones y objetivos de la naciente fundación: “Es una organización privada, sin ánimo de lucro que gestiona fondos y programas para llevar a cabo actividades preventivas y de investigación académicas, educativas, sociales”.

Entre sus principales acciones, Valdés mencionó la creación de la Biblioteca de los Académicos; rescatar obras “imprescindibles” y publicarlas con Plaza y Valdés; crear una base de datos académicos de todo el mundo; crear una página web que sirva como red entre académicos que los vincule por áreas de interés, país, idioma, temas de investigación; gestión de becas; organización de cursos, congresos, concursos, y ofrecer asesoría académica a distintas instancias de gobierno.

Previo al anuncio, se hizo una relación de las acciones y principales logros de la editorial, que en dos décadas ha publicado mil 500 títulos de temas diversos, pero en los que se destacan las ciencias sociales y las humanidades.

Emma Paniagua Roldán, académica universitaria y editora especializada en ciencias sociales y educación, destacó la labor de Plaza y Valdés de ofrecer títulos en esas materias, que de otra manera difícilmente habrían sido publicados.

Arturo Salcido Beltrán, economista por el Instituto Politécnico Nacional, presidente del Colegio Nacional de Economistas y actual director de Publicaciones del IPN, dijo que en el actual contexto socioeconómico, que una editorial como Plaza y Valdés llegue a 20 años, “es sin duda motivo de gran satisfacción”.

Este país “pobre, todavía salvaje, subdesarrollado, cada día y sobre todo en los años recientes, enfrenta una impresionante ofensiva de derecha, de oscurantismo, de violencia institucional”.

El resultado de eso es que “todos los medios de difusión del país estén dedicados principalmente a la nota roja; los tiempos de discusión, análisis y noticias, sólo tienen que ver con la sangre”.

Ahora “dicen que vivimos en una crisis, pero de ningún modo lo es, parece, eso nos dicen, pero no es, ¿cómo puede haber crisis si el Banco de México regala mil millones de dólares diarios a los banqueros?”

Mientras tanto, “se entregó a la Cámara de Diputados un proyecto de presupuesto federal para 2009 que, entre otras cosas, aumenta desproporcionadamente el gasto en armamento”.

jueves, 16 de octubre de 2008

El humanismo es la base del liderazgo


Deepak Chopra, reconocido mundialmente como un líder espiritual capaz de despertar el talento y motivar la acción en cualquier persona, se presentó en el Foro Mundial de Liderazgo.

La mentalidad reflexiva, la voluntad para entender al otro y la capacidad para contar historias inspiradoras, son las tres fortalezas que Deepak Chopra identifica como esenciales en los líderes.

Durante su participación en el Foro Mundial de Liderazgo, Chopra aseguró que en América Latina estamos acostumbrados a tratar a los hombres como máquinas, “como si sólo fueran un objeto de producción.

“La meta es concientizar los problemas y los retos que viven día a día. Con eso se alcanza no sólo la justicia social sino también la solución de conflictos de todo tipo”, enfatizó.

Ante más de mil ejecutivos, Chopra aseguró que es necesario crear más conciencia de las condiciones de nuestras empresas, así como reunir visiones efectivas y formar equipos eficientes con integrantes que aporten ideas nuevas y refrescantes.

Además, los líderes empresariales deben reunir talento y conectividad para mejorar el espíritu interno de las compañías que presiden.

viernes, 10 de octubre de 2008

Confieren el Nobel a Le Clézio, caminante del mundo marginal


Gran parte de su obra narrativa y ensayística es resultado de su profunda relación con México

En su discurso de recepción, el escritor francés abordará los escollos de los jóvenes para publicar


Ericka Montaño Garfias (LaJornada)
Foto: J. Sassier/ Gallimard

Una de las facetas poco conocidas de Le Clézio es su activismo en defensa de los derechos humanos, subrayó el escritor y editor mexicano Adolfo Castañón. En la imagen, el escritor francés al ofrecer una conferencia de prensa ayer en París, luego que se conoció la noticia de su galardón.

Profundo admirador de las culturas indígenas y marginales, de los paisajes del Bajío y del sureste mexicanos, de la sonoridad del maya, náhuatl y purépecha, el escritor francés Jean-Marie Gustav Le Clézio fue galardonado este jueves con el Premio Nobel de Literatura 2008, reconocimiento que Octavio Paz le vaticinó en los años 70.

Le Clézio, (Niza, 1940) es autor de unos 50 libros, de los cuales al menos la mitad están relacionados con los periodos que pasó en territorio mexicano repartidos en 12 años, primero en la ciudad de México y Yucatán, después en Zamora, donde fue profesor e investigador invitado en El Colegio de Michoacán, y Angahuan, cerca del Paricutín. Desde hace varios años posee una casa de campo en Jacona, a 150 kilómetros de Morelia, y hace donativos de manera anónima para obras altruistas en Michoacán.

La Academia Sueca determinó concederle el galardón, dotado de 10 millones de coronas suecas (1.4 millones de dólares) al considerar que es “el escritor de la ruptura, de la aventura poética y de la sensualidad extasiada”, además de “un investigador de una humanidad fuera y debajo de la civilización reinante”.

Tras darse a conocer el premio, en París Le Clézio se manifestó “muy emocionado y feliz”. De su experiencia en suelo mexicano dijo: “He vivido 12 años en México y ahora vivo en Nuevo México. Siempre me ha gustado mucho la cultura hispanoamericana y especialmente las culturas de los indígenas de México y Nuevo México, donde la mitad de la gente habla español y la cultura latinoamericana tiene mucho pegue ahí”.

Camina los paisajes de su obra

Jean-Marie Le Clézio, quien también posee la ciudadanía de la isla Mauricio en el océano Índico, adelantó que viajará a Estocolmo para recibir el premio el 10 de diciembre próximo –tres de los cuatro galardonados que lo precedieron no fueron por razones de salud– y su discurso versará acerca de las dificultades actuales de los jóvenes para publicar.

“Hay que golpear puertas constantemente y uno choca contra la pared. Una posible solución es abolir los impuestos sobre los libros”, según lo citó la agencia Dpa.
El escritor, quien se enteró del premio en una escala hacia Canadá, recomendó además leer una de sus obras representativas, Pawana, novela breve acerca de la lucha en defensa de las ballenas que llegan a las playas bajacalifornianas, publicada en castellano en 2001 por Ediciones Lindero, que posiblemente sea reditada, adelantó el editor César Moheno.

El colaborador de La Jornada destacó entre las cualidades de Le Clézio el ser un escritor “que camina los paisajes de su obra. Para la traducción de Relación de Michoacán transitó por todos los lugares que aparecen ahí, y eso hace con gran parte de su narrativa”.

Otras obras que en breve reaparecerán en librerías son La conquista divina de Michoacán y El sueño mexicano o el pensamiento interrumpido, ambas en el Fondo de Cultura Económica, a más tardar la próxima semana; mientras, Tusquets Editores pondrá a la venta las reimpresiones de La cuarentena y El pez dorado, a finales de mes.

Otros de sus libros son El proceso verbal, publicado a los 23 años, que le valió el premio Renaudot; Terra amata, Urania, Estrella errante, La guerra, Onitsha, Viaje a Rodrigues, Diego y Frida: una gran historia de amor en tiempos de la Revolución, Desierto (considerada su obra cumbre) y el más reciente es Ritournelle de la faim.

El hilo mexicano

Jean-Marie Le Clézio, con quien suman 14 los franceses que han obtenido el Nobel de Literatura, llegó a México en 1967 para participar en la organización de la biblioteca del Instituto Francés para América Latina (IFAL), trabajo que eligió en lugar del servicio militar, al tiempo que se acercó al estudio del maya y el náhuatl en la Universidad Nacional Autónoma de México.

Esos estudios lo llevaron a Yucatán y dejó México antes de la matanza de Tlatelolco. “Sin embargo, la tragedia lo impactó y de hecho se relata en su obra Revoluciones, junto con la Revolución Francesa y un levantamiento de esclavos en una isla del Índico”, dijo el historiador Jean Meyer a La Jornada.

Añadió que en alguna de esas estancias realizó un programa televisivo con Octavio Paz, quien es el autor en castellano más reciente en recibir el Nobel, el cual calificó a Le Clézio como “un escritor nobelizable. Se le cumplió la profecía”.

A finales de 1979, por invitación de Luis González y González, Le Clézio se sumó al grupo de investigadores y académicos de El Colegio de Michoacán, en el área de estudios históricos.

El mundo perdió una novela

Quien recuerda ese periodo es Agustín Jacinto Zavala, profesor-investigador del Centro de Estudios de las Tradiciones de El Colegio de Michoacán, quien comparte con La Jornada:
“Llegó a finales de 1979, andaba buscando nuevos horizontes para sus novelas, ya había estado en Yucatán, donde hizo una traducción y representación de Las profecías de Chilam Balam y escribió Tres ciudades santas.

“Venía con la idea de hacer una novela sobre Michoacán. En el colegio nos conocimos. De inmediato se fue a Angahuan, junto al Paricutín. Ahí lo que le llamó la atención es que los indígenas no lo veían a los ojos. Se sentía raro de que nadie lo veía de frente y él, alto y güero, todos los demás morenos, se sentía excluido. Le tomó mucho tiempo comprender que no lo veían directamente en señal de respeto.”

Añade que el ahora Nobel estuvo de nuevo en el colegio entre 1981 y 1983, siguió yendo a Angahuen para conocer más a la gente.

“Era muy platicador con todos, les pedía que le contaran sus historias, de las familias; recogió mucha información que después ha plasmado en sus novelas. En Francia no le gustaban las entrevistas, pero en México era muy espontáneo, muy libre.”

Mientras estuvo en El Colegio de Michoacán ofreció varias conferencias y trabajó en la traducción al francés de la Relación de Michoacán, así como en su tesis doctoral para la Universidad de Perpignan. Parte de ese texto es lo que publicó el FCE como La conquista divina...

“Tenía también la idea de escribir una novela acerca de la estancia de Antonin Artaud con los tarahumaras. Cuando llegó a Zamora ya tenía un texto que estaba perfeccionando, pero lo extravió en uno de sus viajes. El mundo perdió una novela”, dijo Agustín Jacinto Zavala.

Se concentró en los purépechas, estudió su lengua, le interesaba que en la traducción al francés de la Relación de Michoacán los nombres fueran precisos, incluso cuando se tradujo del francés al japonés envió al traductor al Colegio de Michoacán para que le pronunciáramos los nombres en purépecha y español, agregó.

Moisés Franco hizo una edición de la Relación de Michoacán en la que el primer capítulo fue escrito por Le Clézio con el título “La relación de Michoacán como literatura universal”.

La visita más reciente que el galardonado realizó a Michoacán fue en 2005, y de vez en cuando su esposa o sus hijas visitan la casa de Jacona.

sábado, 4 de octubre de 2008

miércoles, 1 de octubre de 2008

2 de OCTUBRE 68


¡No se olvida!

En un día de otoño como hoy, hace 38 años, se cometió uno de los más atroces crímenes de Estado contra un sector muy sensible de la sociedad civil mexicana: Los estudiantes. El movimiento estudiantil del 68 fue una de las experiencias más valientes que registra nuestra historia al irrumpir en el escenario de la “Pax príista” con sus demandas civiles, sobre todo, al desafiar el supuesto constitucional de “delito por disolución social” que pretextaba el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz para reprimir toda manifestación pública de oposición y libre asociación civil; los estudiantes no exigían otra cosa más que el derecho a la libre asociación, la libertad a presos políticos, la libertad de conciencia y de expresión; pedían diálogo con autoridades para resolver problemas, el respeto a la autonomía universitaria y, especialmente, más democracia política para el País.

Nada indebido pedían, al final: Se impuso la soberbia, la arrogancia y la prepotencia de un insensible sujeto megalómano que actuó con despótico autoritarismo al ordenar de manera cruel y cobarde el uso de la fuerza pública para reprimir el movimiento estudiantil en la que hoy conocemos como la “Matanza de la Noche de Tlatelolco”… Un recuerdo amargo que nunca se olvidará; un suceso trágico que ahí estará en la memoria de los mexicanos como una llaga para siempre recordarnos que jamás nuestros gobernantes deben usar la fuerza del Estado contra las manifestaciones pacíficas de movimientos civiles.

La “Matanza de la Noche de Tlatelolco” del 2 de octubre no hubiese ocurrido si en la presidencia hubiese imperado una actitud de disponibilidad al diálogo y una visión de estadista mediador y conciliador; No fue así y hoy Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez, Mario Moya Palencia, Alfonso Martínez Domínguez y otros más, son sinónimo de abuso de poder y criminalidad, autoritarismo y despotismo, impulsividad e intolerancia, corrupción e impunidad; son un nefasto ejemplo de lo que no debe ser el ejercicio de la función pública de la Presidencia de la República.

Eso fue en el ayer; hoy, en cambio, con preocupación observamos cómo la UNAM, al igual que otras universidades públicas del país (incluida la UNISON) que son centros de excelencia académica ampliamente evaluadas y valoradas, vuelven a ser objeto de acoso político; No hay que olvidar que además de ser la Máxima Casa de Estudios del País, es toda una institución social que, desde el 68, se ha convertido en un termómetro de las transformaciones del país, hoy está en la mira de peligrosos políticos derechistas enfermos de poder, incapaces de dialogar con los cuerpos académicos de intelectuales y científicos críticos que sí están comprometidos con las más nobles causas de las mayorías de la Nación que, con urgencia, demandan soluciones políticas verdaderas e inteligentes a sus problemas, más allá de las luchas partidistas que dividen.

Lo correcto: Que no se repita la historia, porque la Matanza de la Noche de Tlatelolco del 2 de octubre del 68, ¡No se olvida!